Por Pablo Barrera

Este 2020 nos ha dejado una lección a nivel mundial. Realmente no tenemos el control total de las cosas que pasan a nuestro alrededor. Un suceso que puede parecer insignificante, puede ser detonante de muchos eventos que pueden afectar a la humanidad.

Un minúsculo organismo nos enseñó cuán vulnerables realmente somos y que a pesar de nuestra tecnología, aún podemos sufrir consecuencias de una pandemia como la que ha asolado al mundo entero.

Aún no salimos de esta situación, pero también hemos aprendido nuevas formas de trabajar y a adoptar nuevos enfoques. 

Aprendimos que no es necesario realmente estar en una oficina (al menos no en varios casos) para poder desempeñar nuestras labores.

También la convivencia entre unos y otros puede ser difícil o alegre dependiendo de qué también empaticemos con el resto de personas con las que convivamos o la familia con la que estemos.

La paciencia siempre será un don útil para todo el mundo. Así mismo hemos logrado como humanidad acelerar el proceso de producción de vacunas para situaciones como estas, logrando récords nunca antes vistos.

Sin embargo, la pandemia puede presentar variantes que pueden cambiar el panorama y ante todo, nos vuelve a recordar que adaptarnos siempre será la clave.

Las normas sanitarias y la protección nunca están demás y de hecho la prevención en salud, es clave para evitar catástrofes mayores.

Así mismo, a pesar de todo, también aprendimos que seguir exigiendo mejores condiciones a nivel colectivo, puede hacer retroceder iniciativas nocivas para la nación, aunque falta hacer más presión para mejores condiciones en la sociedad.

Aún somos vulnerables a condiciones climatológicas y hay mucho camino por recorrer en este sentido.

Nunca antes, habíamos valorado las cosas cotidianas, que en determinado momento se volvieron un recuerdo que quisiéramos vivir de nuevo, aún aspectos sencillos, en apariencia, de la vida diaria.

El 2020 nos enseñó, o al menos eso esperaríamos a valorar más la vida, aunque también nos muestra que muchas veces, aún en condiciones adversas somos negligentes en seguir las normas que nos pueden evitar una enfermedad.

La tecnología nos demostró que podemos estar en varias partes sin necesariamente desplazarnos físicamente, aunque lo último se extraña. Y que lo digital no solo es el futuro, sino el presente, sobre todo para los negocios.

Así mismo podemos lograr más alcance en las personas de lo que podíamos imaginar.

Este 2020 pasará a la historia como una año de retos y aprendizajes, así como de lecciones duras que se aprendieron y que son un llamado urgente a cambiar como personas, hacia los demás y hacia el mundo entero, para mejor.

Les deseamos un Próspero Año 2021 y que puedan estar bien y comenzar un mejor futuro. 

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