Pues el comienzo de este elemento navideño se dió en el norte de Europa, en Alemania en donde los habitantes celebraban al Dios Sol o a Odin adornando un árbol y haciendo ritos alrededor de él en una fecha cercana a la navidad cristiana.
Se dice que San Bonifacio, que vivió alrededor de los años 680-754, tomó un hacha y cortó el árbol que adornaban los germanos y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne simbolizaba el amor de Dios, adornandolo con manzanas y velas, además aprovechó la forma triangular del árbola para simbolizar el misterio de la Santísima Trinidad.
Las manzanas representaban el pecado original y las tentaciones y las velas la Luz de Cristo, y conforme pasó el tiempo las manzanas se sustituyeron por esferas y las velas por focos pequeños como actualmente se hace.
Luego la tradición se traslado a España en 1870 y posteriormente se extendió a América Latina, hasta llegar a Guatemala y por supuesto a Xela.